domingo, abril 19

Lunes Santo en el Cusco

Por: Nelson Coronel
En Cusco, otra vez, para felicidad nuestra. Hemos llegado el Domingo de Ramos en la tarde, pues no fue posible conseguir vuelo los días anteriores pero, de todas maneras, hemos arribado a tiempo para recibir la bendición del Taitacha Temblores. Desde la pequeña elevación del To´ko Kachi, en el primer ceque de la ruta hacia el Q´olla Suyu, Nelly y yo saludamos con reverencia a la gran pakarina y le pedimos que nos permita ingresar a su territorio sagrado. Imploramos: “ Q´osqo, hatun llacta, napaykuyri “ . Luego, nos posternamos y hacemos el Muchaska. Creemos sentir la aprobación sagrada y, solo así, bajamos por la cuesta de San Blas, seguimos por Hatun Rumiyocc; nos detenemos frente a la gran wanca de los doce ángulos, sentimos su fuerza que nos concede y, fortalecidos, avanzamos hacia la gran Wacaypata. Han empezado los rituales católicos de la Semana Santa y hoy, Domingo de Ramos, mucha gente entra y sale de la gran catedral llevando un ramito de palmas. Todos ingresan hasta el altar mayor y se inclinan con gran respeto. El espacio central de la gran nave está ocupado por la imponente imagen del Taitacha Temblores, el crucificado negro, a quien los fieles lanzan rojas campanillas de ñukch´u y qhapaq ñukch´u. Los feligreses portando sus cruces y ramos de palma escuchan con gran devoción la misa y, al concluir, hacen bendecir sus palmas, que llevarán a sus casas y colgarán tras la puerta principal, en el convencimiento que las hojas entrelazadas han adquirido poderes sobrenaturales que les permitirán cuidar el hogar, alejar a los ladrones, eliminar los maleficios que sus enemigos lancen contra ellos; a la vez que evitarán el ingreso de enfermedades. Es curiosa esta mezcla de creencias sobrenaturales que provienen de las religiones andinas y de la cristiana y sus variadas superticiones, pero en verdad no deben llamar la atención pues en el Cusco, como aún en muchos lugares del Ande, perviven en simbiosis sincrética las creencias tradicionales pre hispánicas con las que impusieron los conquistadores y, en una inestable relación, como sucede aquí en el Cusco, la resistencia cultural andina logra, muchas veces, que sus creencias se impongan sobre el ritual cristiano. Bendición de palmas.
Es el caso la manera como aquí se celebra la “Semana Santa”. En todo el mundo cristiano la conmemoración central se desarrolla entre el “Domingo de Ramos” y el “Domingo de Resurrección, o de Gloria” siendo, el domingo de ramos, el jueves de estaciones, el viernes de dolores, y el domingo de resurrección, los momentos centrales. En el Cusco es diferente, porque el día más importante y de participación multitudinaria es el lunes, el único día en que “sale” de la catedral el Taitacha Temblores. La imponente imagen es la de un cristo negro, ya crucificado ( cuando en la tradición cristiana esto ocurrirá el viernes y no el lunes). El lunes santo, las misas en la catedral empiezan a las cuatro de la mañana y continúan sin interrupción, de hora en hora, hasta el mediodía, momento en que el Taitacha sale en procesión a recorrer el centro del Cusco. La catedral rebosa de gente, que se turna para asistir a la “Misa del Taitacha”. Este ceremonial es acompañado por dos coros de Ch`ayñas, señoras que en un tono altísimo y muy agudo, en la tonalidad de los jilgueros, entonan conmovedoras canciones en quechua, propias de esta celebración. Las cantantes son acompañadas por varios músicos. Este año cada conjunto estuvo compuesto por 5 arpistas, 6 violinistas, 1 pampa piano, 6 quenas, 4 acordeones, acompañando a 8 Ch´aynas. Cada grupo es dirigido por la integrante de mayor edad, ella guarda los cuadernos donde están anotadas las letras de los himnos y oraciones que canta el coro, a quienes dirige tarareando lo que luego van a cantar. Se dice que los cuadernos son muy antiguos y han ido pasando de generación en generación. Todo el material está en quechua, pero solo están anotadas las letras, no la música. Esta se guarda en la memoria de las cantantes y las melodías se enseñan de madre a hija. Diversos estudiosos afirman que la mayoría de himnos que entonan las Ch´ayñas son prehispánicos y eran los que se cantaban a las antiguas deidades andinas y que posteriormente han sido ligeramente adaptados para la misa católica. Tal es el caso del Apu Yayay Jesucrito, el conmovedor himno que sería originalmente Apu Yayay Wiraq´ocha. Las Ch´ayñas y sus músicos ocupan dos lugares, a los costados del altar mayor, y aquí encontramos las pistas de otros significados. El grupo de la izquierda se reconoce como Urin Q´osqo y el de la derecha como Hanan Q´osqo, las divisiones principales, las del arriba y abajo de la noción cuatripartita del espacio en la mentalidad andina. Durante la misa, las Ch´ayñas cantan en contrapunto; cuando un grupo termina inmediatamente empieza el otro, y así se continúa hasta concluir la misa. Las misas que una tras otra se celebran desde las cuatro de la mañana hasta el mediodía, son dichas íntegramente en quechua, es un detalle inmodificable y también lleno de significado. Y aunque el fervor de los concurrentes a la misa del lunes santo es indiscutible. Hay momentos que se producen hechos bochornosos. Un breve disquisición permitirá entender lo que voy a contar. El Cusco fue “castigado”, desde 1982, tras el sospechoso accidente en que murió su querido obispo don Luis Vallejos Santoni, cabeza de los “obispos rojos” del sur andino. Desde entonces “para limpiar el mal ejemplo que había sembrado monseñor Vallejos”, la sucesión en el obispado del Cusco fue encomendada a sacerdotes de la extrema derecha de la iglesia, pertenecientes al Opus Dei. Primero colocaron a Alcídez Mendoza, un señorón que había sido vicario general castrense y que tenía grado de general del ejército. A don Alcídez los indios le apestaban y parece que se sentía más a gusto vistiendo el uniforme militar que la sotana sacerdotal, pues le gustaba disfrazarse de milico para pasear por la ciudad. Sus 10 años como arzobispo del Cusco fueron muy duros para los fieles y el sector de curas comprometidos con el pueblo y con la cultura andina. A Mendoza lo sucedió Juan Ugarte Pérez, otro numerario del Opus Dei, de aquellos que Cipriani colocó como obispos para desequilibrar la votación al interior de la Conferencia Episcopal Peruana y voltear a su favor el voto de los obispos para lograr la elección a la Presidencia de la Conferencia Episcopal. Cipriani es el único cardenal peruano y arzobispo de Lima, que no ha alcanzado esta alta jerarquía, en clara demostración que la mayoría de los obispos no confían en él. Pues bien, como los obispos no confiaban en él, Cipriani, moviendo sus contactos en el sector más conservador del Vaticano, fue logrando que cada vez que se producía una vacante en el episcopado, el Vaticano nombrase un Opus para esta dignidad. Así fue sumando fichas a su favor, sin lograr totalmente su objetivo. Pero la llegada de Francisco al Papado le cortó su racha de buena suerte. En el Cusco Ugarte Pérez estuvo como obispo más de once años, se rodeó de los curas más tradicionales y reaccionarios, y continuó la conversión del obispado en un órgano al servicio de los poderosos. Felizmente, a principios de este año, el Papa Francisco nombró como obispo del Cusco al sacerdote Richard Alarcón, de formación Franciscana, cortándole las uñas a la red que estaba montando Cipriani. Sin embargo Monseñor Alarcón está “nuevecito” en el Cusco y parece que aún no ha tenido tiempo para hacer la limpieza a fondo que requiere su diócesis, como contaré a continuación. En este lunes santo, en una de las misas dedicadas al Taytacha, el oficiante, en tono muy áspero dijo “que no se debe entrar a la catedral para rezar al Señor de los Temblores, por qué solo es una imagen, los católicos verdaderos deben rezar a la eucaristía”. El desconcierto y el desagrado fue mayúsculo entre los fieles, que concurrían a rezarle y homenajear al Taitacha y no a otra deidad. Pero lo que vino a continuación fue peor. Como la feligresía comulga casi totalmente, a la hora de repartir la comunión las hostias no alcanzaron para todos los fieles y el oficiante, en un estado de ira desproporcionado tomó el micro y dijo que “ se acabaron las hostias, por qué las míseras limosnas que ustedes dan no nos han alcanzado para comprar más hostias…”. Muchas ancianas concurrentes se echaron a llorar, mientras que la indignación fue total entre los asistentes y el cuchicheo fue terrible: “ cura sinvergüenza, con los millones que recaudan por el alquiler de sus propiedades y todavía nos echa la culpa de que no alcance para comprar hostias…”. Las Ch´ayñas de inmediato se pusieron a cantar y la feligresía acompañó cantando con unción, mientras el agrio sacerdote terminaba la misa a capazos. Pero ¿Quién es realmente el Taitacha Temblores?. Cuando el Cusco fue ocupado por las huestes españolas, los conquistadores se repartieron la ciudad. En el lugar donde hoy se halla la catedral, existía la laguna Inkill, y sus aguas discurrían a los pies del gran altar donde se veneraba la waca Illa Teqsi Wiraq´ocha, para los andinos el Creador del Universo, de todo cuanto existe sobre la Tierra y del ser humano mismo. La política de dominación ideológica llevó a que los españoles construyeran la catedral sobre el venerado templo de Wiracocha, pero la habilidad de los constructores andinos, obligados a construir la catedral, le jugo una pasada a los conquistadores. El plano fue adaptado a la ubicación del terreno sagrado dedicado a Wiraq´ocha. Así de las tres grandes naves que se elevaron, la de la derecha, la de la epístola, mantuvo el diseño original del templo a Wiraq´ocha, como es posible observar aún hoy. La nave de la derecha termina en un extraño altar, donde aún hoy, en el mes de enero, el pueblo realiza antiguos y extraños ritos que nada tienen que ver con los católicos. Este altar se llama del Señor de Unu Punku ( el Señor de la puerta del agua), pues debajo de él se halla el puquio, el manante de agua que corría a los pies del altar dedicado a la waca Wiraq´ocha y que más allá formaba la laguna Inkill. Hasta hace pocos años, en la base del altar de Unu Punku, se podía ver una tapa en forma de reja, y sin hacer mayor esfuerzo se escuchaba el ruido que hacía el agua manando a dos metros de profundidad. Los campesinos con gran unción lanzaban botellitas atadas con cordeles y así sacaban el agua del manante que era considerada agua bendita. Hoy se ha tapado la reja, pero aún se puede escuchar el ruido del agua que discurre debajo. El altar de Unu Punku en la mentalidad tradicional andina corresponde a la deidad que controla las lluvias y las aguas subterráneas. Cuando amenaza sequía, los campesinos adornan el altar con flores y frutos y mandan decir misas, rogando al señor de Unu Punku que les envíe el agua que necesitan para sus siembras, así rezan a coro: Misericordia Taytay..unuykita paraykita apachimuway ( Apiadate señor nuestro, envíanos tu agua y tu lluvia). Don Abrahan Valencia señala que en 1986, ante la catastrófica sequía que asolaba la provincia de Paruro y la aparición de una plaga de langostas, los campesinos de este lugar mandaron oficiar misas al señor de Unu Punku. Durante el oficio, los campesinos abrieron tres grandes alforjas que estaban llenas de estos insectos vivos y que se esparcieron por toda la iglesia. Hacían esto en el convencimiento que los animales recibirían la orden de retirarse que les daría el señor de Unu Punku. En este corredor sagrado, siguiendo el recorrido de las aguas del manantial de Unu Punku, exactamente a la mitad del tramo, se halla el altar del Taytacha Temblores, en la misma ubicación donde, según los cronistas, estaba la Waka Wiraq´ocha. La imagen es extraña: la gran cruz sostiene a un crucificado, de tez negra, en estado agónico. Se cuentan muchas leyendas sobre cómo llegó esta imagen al altar, atribuyéndola a un regalo que hiciera el rey de España Felipe II y que tras múltiples peripecias llegó finalmente a su ubicación de destino: el antiguo altar de Wiraq´ocha. Hace pocos años, en el proceso de restauración de la catedral del Cusco, le tocó el turno a la imagen del Señor de los Temblores, que presentaba síntomas de deterioro. En el taller ubicado en lo que fue el Palacio del Marqués de Valle Umbroso, la imagen fue estudiada cuidadosamente. Los restauradores descubrieron que no era una imagen sólida, sino que correspondía a la técnica de modelado en tela y encolado, para ello se habría fabricado primero un cuerpo de ichu, sobre el cual se fueron enrollando, encolando y superponiendo numerosas telas a las que los artífices fueron dando la forma requerida; incluso para el torax se empleó cuero de llama y las extremidades superiores e inferiores se vistieron de la misma manera sobre maderos de maguey. Ni estos materiales ni estas técnicas se empleaban en los talleres de escultura españoles. Surge entonces esta hipótesis: ¿ Acaso el Taitacha fue una obra preparada por los artífices andinos bajo la dirección de sus sacerdotes tradicionales, que para introducirla a la catedral y seguir venerando a un Wiraq´ocha bajo disfraz cristiano, crearon la leyenda del envío del rey de España y las vicisitudes por las que pasó la imagen hasta llegar al Cusco?. Todo puede ser, pero hoy esta claro que la leyenda del envío de Felipe II es absolutamente falsa. Todo parece indicar que para la mentalidad andina el Taitacha es Wiraq´ocha y por eso se le venera de la manera como se hace. Las flores del Taitacha. Durante los días centrales de su veneración la imagen del Taitacha es cubierta con flores de ñukch´u y qhapaq ñukch´u. Estas rojas campanillas son las flores con las que, según cuentan las crónicas españolas, se honraba en la costa del Tawantinsuyu, y aún antes, a los dioses Kon y Pachacamac. ¿Otra extraña coincidencia? Los sacerdotes andinos aceptaron el desafío cristiano. En esta hipótesis, los sacerdotes tradicionales andinos, que sobrevivieron a la hecatombe de la conquista, se convirtieron en curas católicos y fueron aceptados rápidamente en las órdenes al carecer estas de oficiantes que hablaran los idiomas nativos. De esta manera los caballos de Troya de la religión tradicional andina, aunque haciendo gruesas concesiones, mantuvieron el culto a sus dioses bajo disfraces cristianos. Pero el mayor desafío fue la imponente catedral. Esta era el centro de la dominación religiosa. Los sacerdotes andinos, aceptaron el reto y en el corazón mismo de la dominación ideológica española reintrodujeron a su deidad creadora, la entronizaron en el mismo lugar donde estuvo la waka Wiraq´ocha, y fomentaron su culto, que fue retomado de inmediato por el pueblo cuzqueño, por eso los creyentes se dirigen al Taytacha utilizando estos términos: Apu ( deidad tutelar ) Taytay ( padre ) Llapa atipaq apu ( Dios tutelar con todo poder ) Apunchis ( nuestra deidad ) Así el Taytacha se convirtió y sigue siendo el centro de la devoción cusqueña y no alguna de las otras deidades cristianas que tienen sus altares en la catedral del Cusco. Pero no solo eso. En la Semana Santa, el momento más solemne del ritual cristiano, en el Cusco el día más importante es el lunes santo y no ningún otro de los días que recuerda la conmemoración cristiana. Es el día de Wiraq´ocha el que se impone durante esta semana. Salida del Taytacha
El pueblo espera la salida del Taytacha, hacia el mediodía del lunes. Cuando concluye la última misa, el Taytacha sale a recorrer el centro del Cusco en hombros de sus fieles. Al “bajarlo” del altar principal, ingresa un grupo de pututeros. Este año conté 20. El sonido de las caracolas, a coro, retumba en las cúpulas de la iglesia. Es también otra parte del rito andino, pues el sonido de las caracolas forma un huevo sónico, cuya vibración limpia el ambiente e impacta en los asistentes. Es verdaderamente impresionante estar dentro de la catedral cuando va saliendo el Taytacha en medio del sonido grave de los pututos. Nelly y yo tuvimos por igual la impresión que nos elevábamos en el aire cuando Wiraq´ocha pasó frente a nosotros. Este año este aspecto del ritual pudo apreciarse totalmente, pues durante los 10 años del último obispo Opus Dei, se prohibió el ingreso de los pututeros al interior de la catedral y ellos solo podían acompañar en la plaza, pero el efecto sónico es diferente bajo la cúpula que al aire libre. “ Todo” el Cusco pugna por tener la posibilidad de “cargar” al Taytacha. Este año fue tal la cantidad de organizaciones que solicitaron este derecho que durante el recorrido que se realiza por el centro del Cusco, para que todos tuvieran la oportunidad, el grupo de “cargadores” debía ser cambiado cada 25 metros de avance. Desde las más altas autoridades del Cusco hasta los sindicatos del mercado y las asociaciones de trabajadores, toda la escala social pugnó por su derecho a “llevar” al Taytacha, aunque sea por un pequeño trecho. Toda la población del Cusco concurre a esta procesión y lo hace con un fervor impresionante. Tengo la sospecha que el recorrido del Taytacha, el espacio por el que se desplaza en el Cusco, tiene también un significado ritual, como el marcado de un espacio sagrado, pues nada hay de casual en esta importante celebración. Así, tras su recorrido, a eso de las 7:00 pm, el Taytacha regresa “ a su casa” y aquí se opera otro momento determinante. En el momento en que la imagen llega a las puertas de la catedral, “voltea” para bendecir de frente a su grey. Es el momento cumbre. La multitud recibe arrodillada la bendición del Taytacha. Las luces de la plaza mayor, según la costumbre, son apagadas. Hay una razón muy importante que, según mi intuición, demuestra que esta celebración fue calculada minuciosamente por la resistencia andina y su clero. En el momento sublime, con la plaza a oscuras, la luna, en el esplendor del plenilunio, aparece sobre la cima del Apu Pachatusan ( la columna que sostiene al mundo) y pareciera que se coloca, entre las dos torres exactamente sobre el centro de la catedral, en el instante en que el Taytacha ingresa al interior del recinto. Es una verdadera puesta en escena mágica, profundamente conmovedora y absolutamente andina. Wiraq´ocha, el creador del mundo, cierra su ciclo y la aparición de la Mama Quilla, lo confirma. Queda claro que los que diseñaron este evento, que no por casualidad empieza al amanecer, calcularon exactamente el tiempo que cada etapa debía durar, el desplazamiento del Taytacha por el territorio que recorre para que, cuando concluye la bendición, aparezca la luna esplendorosa sobre el ábside de la catedral. La puesta en escena ha sido perfecta. El Taytacha ingresa a su templo de espaldas y la feligresía lo sigue a la distancia hasta que las grandes puertas del templo se cierran. Un generalizado sentido de alivio y de alegría embarga a los asistentes a la procesión. Todos se abrazan. Luego cada quien, en compañía de familiares y amigos invitados, regresan a sus casas.
Como toda celebración en el mundo andino, la del Taytacha continúa con un banquete. La tradición señala que este día pueden comerse 12 platos, todos en base a las infinitas opciones que ofrece el mundo vegetal andino, a la que se pueden agregar pescado ( esas gigantescas y rosadas truchas que abundan en los criaderos de la serranía) y algas de las lagunas. Solo las carnes de res, cerdo y cordero están prohibidas. El resultado es sensacional. En casa, en el barrio de San Blas, Rosina y Lucho nos obsequian con diversas y humeantes lawas en las que nadan papas, ollucos, chuño, verduras, cereales andinos. Cada lawa tiene su forma específica y sus ingredientes, lo que no solo varía el sabor, sino también el color. Como acompañamiento se sirven ensaladas y humeantes papas de diversas texturas, todas muy arenosas y con el corazón de diversos colores: rojas, azules, amarillas y esa chiquita, ovoide, de un amarillo intenso e incomparable sabor, que llaman “yema de huevo”. Unas han sido sancochadas, otras horneadas con mantequilla y finas hierbas. Sobre ellas se vierten maravillosas salsas preparadas a base de ají, hierba buena, rocoto, huacatay, orégano, ajos sofritos, maní tostado, ajonjolí, aceite de oliva, toques de vinagre balsámico, sal rosada ahumada que solo se encuentra en Maras, queso fresco, leche, mantequilla, y etc, etc, etc. No se trata de mezclar todo, no. Cada salsa tiene sus ingredientes muy sabiamente dosificados, diferentes prelaciones al preparar las mezclas y toques finales que son el secreto de quien las prepara. El plato de fondo acaba de salir del horno: una gorda trucha de más de dos kilos, que ha sido previamente marinada y luego horneada rellena de hierbas aromáticas y bañada en vino blanco. Al servirse, una gotas de limón le dan el toque final; como todo en el Perú se le acompaña con arroz bien graneado. Para remojar, bebemos una generosa copa de vino blanco, al tiempo, pues con el frío de la sierra no es necesario ponerlo a enfriar y: ¡ listo el pollo ¡, mejor dicho la trucha. Cuando todo parece haberse consumado, llegan los dulces de semana santa: mazamorras, el guisado de melocotones, arroz con leche, pasas, canela y un toque de oporto para perfumarlo; y la infinidad de pasteles propios de esta festividad y que esta mañana hemos visto ofrecer en el mercado de San Pedro, colocados sobre una inmensa mesa de más de 100 metros de largo, sobre la cual las dulceras y panaderas del Cusco ofrecen sus delicias: panes dulces, tortas (panes redondos con tres niveles, como si fuera una torta), empanadas ( que no son las que comemos usualmente rellenas con carne o pollo, sino que son masas de harina saboreadas con canela, clavo de olor, anís, ayrampo, endulzadas con panela, que luego se estiran en delgadas capas y se cubren de confeti antes de llevarlas al horno) y pasteles de todas las formas y colores imaginables. Son tantas y tan variadas sus formas y rellenos que no es siquiera posible probarlas todas. Después charlamos de todo y de todos. Al caer la medianoche, nos retiramos a descansar. Al entrar al dormitorio lo encontramos iluminado por la luna en plenilunio, su suave luz blanco - azulada ingresa por la ancha ventana que da al patio. Nelly y yo quedamos embelesados contemplando la maravilla con que la Mama Quilla despide este largo y maravilloso día.

viernes, diciembre 26

Paz a los de buena voluntad

Elmer Palomino Vega Gloria Dios en el cielo, y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad…
Cuando llega diciembre de cada año y nos acercamos sigilosamente al 24, un cúmulo de sentimientos encontrados (pero nunca perdidos) se agolpa en lo poco que queda de mi entendimiento. Empezando por esclarecer la Historia que le sigue siendo esquiva a la Santa Iglesia Católica. Veamos. El Emperador Constantino I, el año 321 convoca al Concilio de Nicea e insta a que los primigenios conductores de la Iglesia Cristiana (Papa Julio I en 350 d C) decreten que el nacimiento de Jesús el Cristo sea nominado el 25 de diciembre, según el calendario Gregoriano (al entender de los romanos). La pregunta de los quinientos mil reales: por qué? El referido emperador provenía de un rezago de la religión persa que rendía culto al Sol Invictus, cuya personificación era Mitra, quien, según su creencia antigua (antes que la existencia de los seguidores del Hombre Justo de Nazareth) había nacido ¡oh sorpresa! Un 25 de diciembre, fecha del inicio del solsticio de invierno (sí, invierno, para el hemisferio norte, atentos). Al matrimoniarse con una cristiana, y viendo cómo crecía peligrosamente el influjo de estos hombres seguidores del nuevo evangelio, jugó maravillosamente sus cartas políticas y luego de él mismo abrazar la nueva fe (cristiana), declara que ésa sea la religión “oficial” del imperio logrando que la curia papal se adecúe a sus intereses. Jugada perfecta. Coincidía con SU religión y todos felices y todos contentos. Caso parecido en el sincretismo católico-indígena de América Morena conquistada al persistir, resistir y prevalecer el animismo inca con las enseñanzas españolas católicas que nosotros, mestizos en la cultura y en la sangre, hemos heredado. La santa Pachamama y la Virgen Madre de Dios, el Mesías y el Inkarri (inka rey), etc. Es decir, por mandato político celebramos Navidad el 25 de diciembre. Otro sí digo: los cristianos ortodoxos celebran navidad (vale decir, natalicio de Jesús) el 6 de enero (nuevamente, para nosotros, “bajada de reyes”) en referencia al historiador serio de entonces, el griego Clemente de Alejandría y su maestro Basílides, quienes afirmaban que Cristo nació el 6 de enero. Se ha especulado mucho sobre la fecha exacta. Nadie sabe a cabalidad. Pero parece improbable que los pastores judíos hubieran pernoctado en el pesebre en esas fechas (diciembre) porque el invierno era tan crudo con temperaturas bajo cero y lluvias, que difícilmente hubiera sido verdad. Se ha especulado en fechas como 16 de mayo, 9 de abril, 29 de marzo, con disquisiciones interesantes para cada fecha. Un estudio reciente señala que la Estrella de Belén (si no fue una nave nodriza no terrícola), fue la conjunción de Venus y Júpiter el 17 de junio del año 2 después de Cristo. Coincide. Es decir, amigos, la historia y el libre albedrío y la capacidad de pensar y cuestionar chocan frontalmente con el trillado magister dixit (“el maestro lo ha dicho” y nadie puede refutar el dogma, por absurdo que parezca), que la inefable Iglesia Católica nos ha perfundido por los siglos de los siglos amén. Pero esta ocurrencia meramente documentada por la razón y la historia, felizmente, no quiere decir nada en la verdadera relevancia del simbolismo y trascendencia del mensaje. El buen Jesús vino para liberarnos de la tara que nosotros mismos escogimos para fregar nuestro propio futuro. Y se auto-inmoló para cargar con nuestra necedad atávica. Y el momento de paz, perdón, reencuentro, armonía y abrazo sincero se ha venido prostituyendo y paganizando en el consumismo a ultranza de este capitalismo que hiede y que pisotea la conciencia (la tiene?) del homo sapiens sapiens. Es la fecha en que nos hacen recordar cuán disímiles somos. Tenemos chocolate caliente, panetón y pavo relleno y champán y todo, (algunos), y otros (muchos) se miran las manos vacías y ajustan sus estómagos al son de la cantaleta gringa del “jingle bells, jingle bells, jingle all the way” de ese gordo alienante que se mete por la chimenea a traer los regalos que nos han costado a los padres. Es el momento efímero en que nos volvemos buenitos y para tapar nuestra conciencia regalamos al huachimán, a los pobrecitos de la calle y los menesterosos, “algo” para acallar nuestra opípara moral plastificada por los medios masivos y la publicidad. Un día. Y los 364 restantes se ven atosigados de corrupción, crimen, avaricia, usura, explotación inmisericorde e hipocresía. He ahí la navidad que nos han hecho creer. Ésa navidad yo no quiero. Yo quiero una que perdure al tiempo y que verdaderamente marque nuestra conducta. De veras y no de retórica (ya parecemos políticos baratos). Y que las iglesias (y en ellas nuestra Iglesia Católica) dé la pauta real para la paz de la conciencia y el accionar consecuente. Así si: FELIZ NAVIDAD Y VENTUROSO AÑO NUEVO. Un abrazo. Esto, por supuesto, a título estrictamente personal. Comentario Periodístico Nro 25. Diario Noticias, Arequipa, DIC 14. E Palomino V.

miércoles, diciembre 17

La COP 20 y el porvenir de la tierra

Nelson Manrique Gálvez
La XX Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP20) que se desarrolla en Lima reúne a 10.300 delegados procedentes de 195 países. Ellos deben elaborar un documento base sobre el que debiera suscribirse el 2015 un acuerdo para reducir los efectos del cambio climático, en la COP21 que se celebrará en París. El tema fundamental es cómo frenar la emisión de los gases de efecto invernadero resultado de la combustión de combustibles fósiles. La COP20 ha dejado fuera de la agenda temas fundamentales. De ahí que las organizaciones indígenas y no gubernamentales de distintas partes del mundo hayan convocado a la Cumbre de los Pueblos, que se desarrollará paralelamente a la cita oficial, abordando temas fundamentales como la crisis de civilización y modelos alternativos de vida, soberanía y transición energética, agricultura y soberanía alimentaria y gestión sustentable del territorio. Es de recordar que Estados Unidos boicoteó el Protocolo de Tokio de 1997, que establecía que los países industrializados debían reducir sus emisiones de gases invernadero para llegar el 2012 a un nivel 5% menor que el de 1990. China, la mayor contaminadora del mundo, es también hostil a cualquier regulación. Y para el 2012 la situación, lejos de mejorar, se había agravado sustancialmente. Desde principios del siglo XX la temperatura global en aire, mar y tierra ha aumentado alrededor de 0,8 °C y las dos terceras partes de este incremento se han producido desde 1980. Cada una de las últimas tres décadas ha sido sucesivamente más cálida en la superficie terrestre que cualquier otra década precedente desde 1850, según elGrupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). Proyecciones de modelos climáticos indican que la temperatura superficial global subirá probablemente otro 0,3 °C durante el siglo XXI, si se aprueba mitigaciones estrictas, y 2,6 °C si no se toman medidas drásticas. Las consecuencias de no actuar incluyen una subida en los nivel del mar que desaparecería países completos, una severa desertificación de vastos territorios que incluyen la cuenca del Amazonas, el continuo retroceso de los glaciares, olas de calor, sequías y lluvias torrenciales; la acidificación del océano y una creciente extinción de especies debido a los cambios de temperatura. Las montañas andinas peruanas han perdido por lo menos el 22% de su superficie de hielo desde 1970 y el proceso está acelerándose. Esto afecta especialmente las reservas de agua. La superficie glaciar del país se redujo de 2.041 Km2 a 1.595 Km2, y esto ha ocasionado una pérdida de agua de 7,000 millones de metros cúbicos; lo que consume Lima en 10 años. (http://bit.ly/1tvFAeC). Estas conclusiones son fuertemente resistidas por las grandes corporaciones que hacen utilidades depredando el medio ambiente y por sus gobiernos. Grandes multinacionales petroleras financian poderosos "Think tanks" que relativizan la gravedad de la amenaza, buscando retardar la toma de decisiones sobre cuestiones que amenazan la viabilidad de la vida en la Tierra, asegurando que estos cambios son parte de los ciclos naturales que se suceden estacionalmente en nuestro planeta, etc. Pero según las evidencias científicas acumuladas nunca se ha producido tal cantidad de cambios con la velocidad y la intensidad con las que se están sucediendo ahora. El IPCC, evaluando la literatura científica pertinente, aseguraba ya el 2007 que los científicos estaban más del 90% seguros de que la mayor parte del calentamiento global es antropogénico, es decir producido por las actividades humanas, y sobre todo por las crecientes concentraciones de gases de efecto invernadero lanzados a la atmósfera. Para el año 2010 suscribían esta conclusión las academias nacionales de ciencias de todos los países industrializados, responsabilizando a la actividad humana del calentamiento de la atmósfera y el océano, los cambios en el ciclo global del agua, la reducción de la nieve y el hielo, en ascenso de la media global del nivel del mar y drásticos cambios en algunos climas extremos. Para el 2014 los científicos afirman que es extremadamente probable (95-100%) que la influencia humana ha sido la causa dominante del calentamiento observado desde la mitad del siglo XX (IPCC, “Climate Change 2013: The Physical Science Basis - Summary for Policymakers, Observed Changes in the Climate System”). Dada nuestra megadiversidad, somos uno de los países que más catastróficamente van a ser afectados si no se toman medidas drásticas. No se trata de un tema ajeno a nosotros. Por el contrario, nos involucra profundamente, nos guste o no.

lunes, diciembre 8

Los amores de los conquistadores y el mestizaje del Nuevo Mundo

Jesús García Calero/ Madrid La nobleza Inca y los caciques de Centroamérica emparentaron con los españoles, promoviendo el nacimiento de una nueva sociedad
El sobrino de San Ignacio de Loyola, Martín de Loyola, casó con la ñusta Beatriz Clara Coya, sobrina de Tupac Amaru ¿Fue el mestizaje en Perú un producto de la sumisión de las mujeres indias a manos de los conquistadores españoles? No es tan simple. Otra vez los hechos contradicen la leyenda negra de España en América. Y no es porque durante la conquista española del imperio inca no se produjesen hechos sangrientos ni las graves injusticias que se asocian a una campaña como aquella. Claro que hubo violaciones y desafueros, pero no fueron la tónica dominante. Según la investigación de la historiadora Carmen Martín Rubio, que ultima una nueva biografía de Francisco Pizarro que va a dar mucho que hablar, conviene estudiar sin los prejuicios de la leyenda negra los tempranos amores de los primeros españoles en el Nuevo Mundo. ¿Y si la curiosidad y la atracción mutuas entre los exitosos guerreros blancos, venidos de los confines del mundo, y las princesas incas hubieran puesto el ejemplo nada más comenzar la conquista? ¿Fue también una conquista, digamos, galante? Martín Rubio mantiene que no fue solo el producto de la sumisión de las mujeres indias, ni de la violación generalizada y el rapto como esclavas y criadas. No se trata de negar la historia, sino de conocerla mejor. Los españoles hemos asumido, a menudo sin rechistar, sin sentido crítico, esa visión culpable de un hecho que dio nacimiento a un mundo diferente, más de lo que los conquistadores esperaban. «La mayoría de las veces, esta situación fue voluntaria -explica Martín Rubio-, pues los conquistadores despertaron en ellas una gran curiosidad y, sobre todo, el deseo de conocerlos íntimamente». La momia inca y coreana Como base, la historiadora investiga las numerosas relaciones esporádicas que voluntariamente brotaron durante esos años, «de las cuales comenzaron a surgir los mestizos y las mestizas: es decir una nueva raza, o casta, mezcla de la amerindia y de la europea». Lo más curioso es que el mestizaje ya existía entre los incas: según han demostrado los análisis científicos de la momia Juanita de Arequipa -una joven ofrendada hacia 1450 al apu o monte Ampato-, «su padre procedía de Corea y su madre era natural de Puno, ciudad situada al sur del actual Perú. Este dato revela una realidad de la historia de América poco conocida en España, tristemente: la navegación de los pueblos del Pacífico», añade la historiadora. En el Caribe, por otra parte, los caciques entregaban a sus hijas a los capitanes una vez que establecían la paz con los españoles. De estas uniones surgieron algunas apasionadas historias de amor «como la de Alonso de Ojeda y Guaricha, bautizada Isabel; la de Vasco Núñez de Balboa con Anayansi, hija de cacique de Caretas, y asimismo la relación que Diego de Almagro mantuvo en Panamá con una mujer aborigen, de la que nació su hijo Diego de Almagro el Joven. Y en Perú también, según reivindica Martín Rubio. El gran cronista Garcilaso de la Vega Inca era hijo de la princesa Isabel Chimpu Ocllo y del capitán Garcilaso de la Vega, pariente del poeta de igual nombre», o los hijos que los hermanos de Francisco Pizarro, Juan y Gonzalo, tuvieron con señoras pertenecientes a la nobleza inca. Las princesas incas estaban rodeadas por el lujo y el misterio en aquellos primeros años de conquista. «Según relata el cronista Pedro Pizarro, las que Atahualpa llevó a Cajamarca cuando fue hecho prisionero eran muy hermosas, tenían los cabellos largos y caídos sobre los hombros; sus túnicas estaban adornadas con piedras preciosas y llevaban los rostros ocultos por máscaras de oro fundido». El Inca escogía a las más bellas del imperio. Su alto rango social «constituía un gran atractivo para los conquistadores, máxime al legalizar sus propiedades la corona española» con el matrimonio mestizo. El propio Francisco Pizarro «no se libró de caer rendido ante los encantos de dos de aquellas princesas, cuando ya era un hombre de edad avanzada y, aunque no se casó con ellas, las tomó por esposas en los últimos años de su vida», agrega la historiadora. Desde luego, cualquiera que fuese su intención, en los albores de la sociedad hispánica en América se promovió el mestizaje desde la cúspide social. No solo era una cuestión simbólica que reflejaba el encuentro de dos mundos, sino también una herramienta de legitimación de un poder que sin duda estaba en plena transformación. Y la legitimación a través del matrimonio, recordemos, era un modelo para hombres que servían a los Reyes Católicos y sus hijos, que la habían practicado logrando que su reino, España, cobrase una nueva dimensión.

martes, noviembre 18

Poder político de la mujer en el Perú pre-hispánico

Linda Lema Tucker
A pesar de las crónicas que hablan de la existencia de poblados donde eran las mujeres las que gobernaban, esto no quedó reflejado en los textos de historia. Descubrimientos arqueológicos confirman la supremacía de la mujer en numerosas sociedades prehispánicas. Estos hallazgos rompen el esquema aceptado hasta hace muy poco, que el género masculino era el personaje por excelencia en el ejercicio del poder político, religioso, social y económico en la sociedad prehispánica. Con los recientes descubrimientos alcanzados en las culturas de la costa, es posible sostener que la historia del Perú tendrá que reescribirse a fin de ratificar el poder político que poseyó la mujer, lo que se mantuvo hasta la llegada de los españoles. ROL POLÍTICO A pesar de las crónicas que hablan de la existencia de poblados donde eran las mujeres las que gobernaban, esto no quedó reflejado en los textos de historia, los que dan a entender que la mujer tuvo un papel subordinado. Las crónicas del siglo XVI hablan abundantemente de las Capullanas, mujeres que dirigieron diversos poblados de toda la costa norte. Fray Bartolomé de las Casas habla en sus escritos de la dominación de las Capullanas que gobernaban los yungas de la costa norte y también indica que la elaboración de tejidos era tarea de varones. Los relatos de Las Casas y otros cronistas fueron opuestos a la narración de la historia oficial que manifestó encontrar evidencias de una organización patriarcal, donde la mujer estaba sujeta a las actividades domésticas (elaboración de tejidos, cerámicas y labores agrícolas) y vinculada a deidades como la Mamachocha (esposa de Viracocha, diosa del mar), mientras las deidades masculinas como Viracocha (dios creador), Inti (el sol), Pachacámac (dios de los terremotos) eran las más importantes. Sin embargo, estas afirmaciones se vienen replanteando a partir de los descubrimientos hechos en los departamentos de Lambayeque, La Libertad y Ancash, siendo reveladores. Es el caso del descubrimiento de la Dama de Cao que conmocionó al mundo, al conocerse que en el Perú prehispánico hubo gobernantes mujeres; el Señor de Úcupe que según nuevos descubrimientos no era un hombre, sino la Sacerdotisa de Chornancap; la Sacerdotisa de San José de Moro en el valle de Jequetepeque; la tumba real Wari en Huarmey y, en el 2013, el descubrimiento de la tumba de una sacerdotisa de la civilización Moche, que confirma la teoría de que las mujeres gobernaban en la región hace 1.200 años. Los estudios científicos realizados manifiestan la importancia del rol de la mujer en las culturas del norte de Perú, demostrando que fueron gobernantes, las reinas de la sociedad de esa cultura prehispánica. TUMBAS El poder político no fue un privilegio del hombre en el Perú prehispánico. Se ha encontrado en años recientes restos en 5,000 localizaciones, descubriéndose una serie de hallazgos de tumbas de personajes femeninos notables, ricos en ajuares funerarios. El asombroso espectáculo de sitios arqueológicos encontrados indica que el rol de la mujer en la sociedad prehispánica peruana sería mucho más importante de lo que hasta ahora se pensaba, constituyendo verdaderos matriarcados. ¿En qué momento aparecen las mujeres en la escena política? Aún se desconoce en qué momento aparecen las mujeres en la escena política pre inca, ni por qué. La historiadora María Rostworowski sostiene que hace miles y cientos de años, mujeres elegidas desde el vientre materno llegaron a gobernar. No estuvieron en el lado débil como se cree sino que también representaron la fuerza política, religiosa y social de sus pueblos. El director de las excavaciones de la Sacerdotisa de Chornancap, Wester La Torre, relata que, curiosamente, es en la época final de cada cultura, cuando aparecen las mujeres en la vida religiosa y en el escenario del poder. Habría que estudiar entonces si esta presencia femenina fue una respuesta política de la sociedad en un momento de crisis, para generar estabilidad, o fue tal vez una respuesta consciente de la necesaria presencia del género femenino en el poder. ¿Y, quiénes fueron estas mujeres? En muchas regiones había señoríos gobernados por mujeres que ejercieron el poder político con plenos atributos de mando. Residencias palaciegas, literas para trasladarse, elegantes vestidos y servidores, asumieron capacidad de decisión y gobernaron sus señoríos. Al morir las coyas o reinas ingresaban al otro mundo cubiertas con fastuosa indumentaria, transportando hermosos y delicados objetos de oro y plata como lindas telas meritorias a su rango. Destacamos dos tumbas de importancia: La tumba de la Señora de Cao, conocida también como la Dama de los Tatuajes habría fallecido muy joven. Su magnífico entierro fue descubierto por el arqueólogo Régulo Franco. Llamó la atención su piel tatuada, decorada con relucientes narigueras, coronas y collares, envuelta en primorosos textiles, flanqueada y protegida por cuatro acompañantes y por las armas de poder de los gobernantes Mochica. En el caso de la Waka del Sol, Ricardo Valderrama y Santiago Uceda lograron reconstruir la conformación de su sacerdotisa por las ropas que llevaba en una cesta de ofrenda. Las prendas definieron su esbeltez, la delicadeza de un cuerpo joven que se envolvía en finas telas. No se ha encontrado su cuerpo, se perdió siglos atrás cuando su descanso eterno fue perturbado por los buscadores de tesoros.