lunes, abril 8

¿Una nueva clase dirigente está surgiendo en el Cusco ?



De: Lampadia.Com Antorcha Informativa
Carlos Milla Dávila, connotado líder empresarial cusqueño, reflexiona sobre el avance de la modernidad en el Cusco, sobre la resistencia que enfrenta dicho avance, y sobre el futuro de esa región.
¿Reconocen los cusqueños que el crecimiento económico de las últimas décadas ha producido  importantes incrementos del bienestar?
Definitivamente. Bienestar hay, creo que es innegable. Sin embargo le hace una pregunta a cualquier cusqueño y le dice “estás mejor que antes”, siempre va a haber una voluntad de queja, pero que hay bienestar, hay bienestar. Yo conversaba ayer que donde están subiendo los precios en beneficio de la población, la comunidad, es precisamente en los bienes y servicios que produce la gente de base de la economía. Los taxis han subido en un 50%, 60% y hasta en 100%. Eso es una buena noticia porque significa que los taxistas están gastando más y están teniendo más. Ha subido la lustrada de zapatos, ha subido el emoliente, ha subido el tamalito, han subido cosas así, que están impactando sobre la economía local. Es verdad que hay un importante componente de dinero “non sancto” que ha entrado a la economía cusqueña: Hay contrabando, hay dinero de la minería ilegal que se blanquea en el Cusco. Pero, de una u otra manera, este impacto ha entrado de manera transversal en toda la economía, y sí, hay un incremento, creo que existe un reconocimiento de que sí estamos mejor.
¿Hay una visión empresarial moderna en el Cusco?
Yo diría que sí y no. La cercanía al turismo nos ha abierto a empresarios de otros países, de otros mundos, que están actuando en Cusco. El cusqueño ve eso y definitivamente muchos cusqueños se han enganchado. Por ejemplo, yo diría que el turismo está produciendo muchísimo comercio electrónico a todo nivel, porque hay guías, hay modestos choferes que tienen su página (web) y están en la modernidad. Sí hay modernidad, sin embargo, el salto que creo que debemos dar todavía es el de la empresa familiar al de la empresa con buenas prácticas corporativas, porque solo en la medida que tengamos estas buenas prácticas corporativas de transparencia, de buenas prácticas, vamos a ser capaces de insertarnos como una parte, como una pieza, con inversionistas que vienen de afuera. En tanto y en cuanto no hagamos eso seremos solo los amigos locales simpáticos, y no seremos los socios de los inversionistas de afuera.
¿Por qué hay tantas manifestaciones anti modernidad y anti mercado en el Cusco?
Yo diría que en el Cusco somos depositarios de la tradición. Y la tradición se ha entendido desde la academia como la antítesis de la modernidad. Entonces nosotros somos los “guardianes de la tradición” – estoy hablando entre comillas -, ergo debemos, de alguna manera, resistir a la modernidad. Desde hace muchas décadas el indigenismo, el incaísmo, fueron corrientes progresistas muy interesantes que nosotros no las hemos sabido interpretar.Nos hemos quedado en el pasado, la historia nos pesa, las piedras pesan, y sí, creo que el discurso de tradición versus modernidad es un debate que no se ha discutido a fondo y que es nuestra tarea todavía. Es casi un pecado decirlo porque ya tendríamos que haber superado esto, pero no: Hay mucha gente que – el pueblo va a decirlo – desde la academia, desde la universidad del Cusco, impulsa que la tradición tiene que ser la resistencia a la modernidad. Esto es perverso, pero es algo que tenemos. Ya no es mayoritario, pero hay una prédica que ha cundido en la gente y lamentablemente está allí todavía.
¿Está surgiendo una nueva clase dirigente en el Cusco?
Yo diría que sí, pero no en la medida que quisiéramos. Creo que toda sociedad necesita élites, y las élites de los años 60’, 70’, eran élites de los terratenientes, de las familias que han caído en la pobreza, y nos hemos quedado sin élites. De allí salían los políticos, de allí salían los académicos. Ahora tenemos una fragmentación total. La academia no tiene élites en Cusco y esto es lamentable, esto es perverso, porque una ciudad sin élites no va a ninguna parte. Las élites sociales se han vuelto populacheras, y no son élites. ¿Por qué? Porque una élite es la que ve más adelante, la que tiene capacidad de conducción. Las élites políticas sabemos por dónde van: Lamentablemente el político actual no es el político que se encarga de la cosa pública. Desde la empresa sí hay una élite pensante con mucha capacidad propositiva, todavía embrionaria porque solo estamos en eso, en la capacidad propositiva, pero sí creo que tenemos una interesante capacidad de reflexión.Cuando hablamos de los actores políticos, por ejemplo, creo que es muy peligroso lo que vaya a suceder por falta de visión. Cusco está en las puertas de tener un nuevo aeropuerto internacional que va a dejar estas 290 hectáreas de la ciudad libres, y no hay todavía - ni de la región, ni de la municipalidad provincial – ni un plan para saber qué hacemos con esta gran área de 290 hectáreas en el medio mismo del Cusco, que son las únicas y últimas áreas libres. Desde la empresa estamos proponiendo – desde el nivel propositivo solamente – hacer un verdadero “Central Park” en el corazón del Cusco, una zona hotelera, una zona de recreación, una zona de bosques, una zona de actividad cívica, una zona de recreación. Creo que Cusco merece esto. La hotelería en el centro está saturándose, ya va a llegar a un punto de inflexión que será peligroso y que puede deteriorar urbanamente la ciudad. Creo que estamos ante la tremenda oportunidad de tener la visión de hacer en estas 290 hectáreas el futuro “Central Park” del Cusco.


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