“Poco a poco, Javier
Diez Canseco se está yendo. No es pena lo que siento. Es rabia”. “Las últimas
apariciones públicas de este
hombre mayúsculo tuvieron que ser destinadas a defenderse de las acusaciones
vertidas por lo peor de la prensa derechista. Y el congreso, donde la sífilis del fujimorismo sigue
circulando, se atrevió a sancionarlo con 90 días de separación”.“Nunca te elevaste tanto como
cuando el odio te mordió. Nunca
fuiste mejor que hace unos meses, defendiéndote de quienes querían tu asesinato
mediático. Y era pura envidia, querido Javier. Tu vida les recordaba su miseria moral; tu elocuencia les
recordaba sus silencios; tu capacidad de indignación ante las injusticias les recordaba
sus complicidades y sus agachamientos”.“Pero siempre hemos dicho y
diremos que has sido un hombre
ejemplar, coherente,
indoblegable. Un hombre, en suma. Una lección viviente de armonía entre
palabra y acto. Un extraño ejemplo en un país plagado de impostores”.
Oscar Ugarteche (Abril, 5 del 2013):
La inoportuna muerte de Javier
Diez Canseco Cisneros tras un cáncer fulminante agarra a la izquierda
latinoamericana y peruana fuera de base. Diagnosticado a inicios de febrero del
2013 de un cáncer al colon, este resultó un sarcoma agresivo que se hizo
metástasis y lo mató en pocas semanas. Dirigente político y analista fino desde
fines de los años 60, cuando era estudiante en la Pontifica Universidad Católica
del Perú, JDC fue el decano del congreso peruano. Salió electo para la Asamblea
Constituyente de 1978 y se quedó en el Congreso de la República tres décadas
con dos intermedios, cuando Fujimori cerró el congreso en 1992 y cuando corrió
a la presidencia en el año 2006. Fue el último representante de la izquierda en
el Congreso de la República en el Perú habiendo sobrevivido los colapsos
generados por el violentismo de Sendero Luminoso y por la reacción del
Fujimorismo de los años 80 y 90 respectivamente. Odiado por muchos y temido por
bastantes fue implacable con todo lo que no le sonaba a justo, honesto y
coherente. Percibido como el radical por la prensa de derecha, era el que
buscaba guardar la coherencia de sus principios, la manera de llevar a cabo las
alianzas. Por esto fue respetado por los políticos con experiencia de todas las
tendencias. No corrió la misma suerte ni con los sinvergüenzas ni con los
inexpertos. Con su muerte la izquierda peruana se queda sin voz pública y sin
articulador y la derecha sin adversario visible.
Su ingreso al congreso tuvo como
rasgo saltante la búsqueda de la ley del voto para los analfabetos en la
constitución de 1979. Este tema, que ahora suena obsoleto, era relevante en el
Perú de 1979 porque una masa importante de la ciudadanía nacional peruana era
analfabeta al final de la servidumbre tras la reforma agraria. Que dicha masa
poblacional tuviera franquicia política era marcar la diferencia e introducir
el concepto de ciudadanía a todos los peruanos. La izquierda liderada por él
logró pasar esa ley en la constitución y de ese modo todos los y las peruanas
tienen derecho a voto desde 1979. La ampliación anterior de franquicia política
se dio en 1956 cuando las mujeres obtuvieron su derecho a voto, dicen que por
insistencia de la Viuda de la Piedra que era la mayor contribuyente y madre de
un presidente del Senado.
Se hizo conocido en las tres
décadas en el congreso como un buscador de crímenes de cuello blanco. En los
años del primer gobierno de García, más torpe y menos corrupto que el segundo,
se ganó la atención del público al estudiar cómo se habían entregado los
dólares del mercado único de cambios a algunos empresarios amigos del régimen.
En los años de Fujimori tuvo una actuación estelar denunciando las
arbitrariedades y las relaciones del gobierno con el narcotráfico. Eso le ganó
el odio de Fujimori y Montesinos que entre otras muchas cosas le pusieron
algunas bombas en la puerta de su casa y más de una vez asaltaron su camioneta
y su casa. La que recuerdo con más claridad fue una noche que una defensora de
los derechos humanos de Argentina iba al aeropuerto y decidimos quedarnos todos
en una casa y que ella se fuera con el guardaespaldas de Javier y el chofer. La
camioneta fue asaltada camino a Jorge Chávez y en una balacera el chofer salió
herido. La camioneta apareció a metros de la casa de los hijos incendiada.
Montesinos advertía. Nada de derechos humanos.
A inicios de los años 80, comenzó
el trabajo en derechos humanos con Francisco Soberón y crearon la Asociación
Pro Derechos Humanos (Aprodeh). Un congresista comprometido en este tema en
medio de una guerra sangrienta es importante porque permite a alguien con poder
investigar abusos, castigar y tratar de prevenir. JDC ha muerto comprometido
con esta causa.
JDC sobrevivió numerosos atentados
contra su vida y llevó con prudencia y humor la intervención de sus
comunicaciones por el servicio de inteligencia desde los años 70. Por eso
destapó, con la ayuda de un periodista de La República, una central de
interceptación telefónica de inteligencia de la Marina en los tempranos años
80. Desde entonces tuvo al servicio de inteligencia en la mira, menos por la
labor correcta y más por los derechos ciudadanos que estos infringían.
Durante el gobierno de Alejandro
Toledo (2001-2006) fue electo Vice Presidente del Congreso y asumió la comisión
investigadora de delitos económicos, que tuve el privilegio de compartir como
su jefe de equipo técnico. Lo que los 24 miembros del equipo técnico pudimos
trabajar en un año a pesar de los obstáculos fue sin duda en merito a su
experiencia y su manejo de los escasos recursos públicos a su disposición.
Cuando era evidente que cerraban el financiamiento público, buscamos apoyo de
la cooperación alemana y británica y se terminó el trabajo y se entablaron los
juicios correspondientes. Nunca tan bien odiado. Le metió el dedo al ojo al
Poder económico y quedó puesto en evidencia cómo funciona el poder privado
dentro del Estado. Se investigaron delitos que sumaron 6,000 millones de
dólares y al final se pudo meter a la cárcel, de manera inédita en América
Latina, a varios ministros de economía, de defensa, y al entorno de Fujimori.
También los juicios a Fujimori fueron alimentados por estas investigaciones. A
ratos ha sido frustrante ver como se compraban jueces y tribunales para dejar
libres sobre todo a los ricos, pero el ejercicio ciudadano se llevó a cabo y se
desnudó la operación del poder.
La frustración con el trabajo
parlamentario fue una constante. Por cada logro había innumerables ideas que no
se podían concretar. De todas las iniciativas de ley antidiscriminatoria que
contuvieran la no discriminación por orientación sexual, todas fracasaron. El
oscurantismo peruano reforzado por el Opus Dei y la derecha de la iglesia
católica fue su enemigo implacable. Con el decaimiento de la calidad de los
congresistas en el Perú, síntoma de la desintegración del país, la calidad de
los debates y de las propuestas de ley fue en bajada. Esto le molestaba mucho y
le enojaba. El racismo en el hemiciclo podía desquiciarlo y darle unos dolores
de cabeza proverbiales. A veces la ira era calmada con barras de chocolate.
El trabajo que hizo por los
discapacitados fue loable. Logró pasar una ley para que se incorporen a los
discapacitados al mercado de trabajo sin discriminación. El éxito con esta ley
fue resistido por los empresarios hasta que debieron de ceder. Igualmente una
ley para que los edificios tengan accesos para discapacitados. Siempre pensó
que alguna vez le iba a tocar andar en silla de ruedas. Nosotros, sus amigos,
nunca lo percibimos como discapacitado y cuando alguna vez dijo esto en voz
alta, fue abucheado porque como se le podía ocurrir. El caso es que tenía un
problema severo en una pierna por un polio infantil.
La muerte sorprende a Diez Canseco
paradójicamente suspendido del congreso por corrupción. El perseguidor
perseguido es la esencia de una farsa cuya otra actriz fue Susana Villarán por
la misma razón. Eliminar a la izquierda del imaginario político es el intento
fascista de la derecha fujimorista la que ahora se suman el ex alcalde de Lima
Castañeda Lossio y Alan García y su combo. Malditos sean los que tramaron esto
y los miserables que lo permitieron.
La derecha celebrará. Los
encarcelados de los juicios que él abrió saltarán de alegría. Algunos
intentarán que no le hagan un entierro de Estado como le corresponde, otros
sacarán lo peor a relucir en la deplorable prensa peruana; pero sobre todo,
Javier deja una estela de luz tanto por lo que hizo como por lo que dijo.
Siempre al lado de los pobres y de los oprimidos, siempre del lado de la verdad
y la justicia, siempre consecuente. Es de los muertos que nunca mueren. Nos vas
a hacer mucha falta Javier. Le harás falta a Liliana, a Pancho, Javier y Lucia,
a tu nieta que te verá en fotos de grande, le harás falta a los desposeídos de
esta tierra y a los discriminados.
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