Ya que los indios y mestizos constituían la mayoría
absoluta de la población de los Virreinatos del Plata y del Perú, ellos
constituían el sujeto social central de la Revolución. Debían ser liberados, y
debía devolvérseles su soberanía y libertad. Tal fue la proclama clara y nítida
del fundador de la Revolución Americana, el Inca Túpac Amaru II en Sangarará,1780:
"Vivamos como hermanos y
congregados en un solo cuerpo. Cuidemos de la protección y conservación de los
criollos, mestizos, zambos e indios por ser todos compatriotas, como nacidos en
estas tierras y de un mismo origen."
Él propuso especialmente la unidad a los criollos.
Pero éstos no aceptaron. querían perder la mano de obra esclava y la
servidumbre india. Y ése sería el conflicto central que se desarrollaría en la
larga guerra civil que estallaría apenas producido el inicio de la
Emancipación. Sería el choque entre las dos Revoluciones (para la
chusma o para la gente decente) que habían madurado en América: la
de Independencia y la que además propiciaba el cambio de régimen social.
Como señalara Boleslao Lewin(2), una revolución india y una revolución
criolla, que maduran a veces en contacto pero en general enfrentadas a todo lo
largo del siglo XVIII. Pero en particular, luego de la Independencia de las
colonias inglesas del Norte de América, que como no podía ser de otra forma,
impactó fatalmente al sur del Río Mississipi –por entonces el límite entre la
América española y la anglosajona. La Revolución norteamericana estalló en
1774, la francesa recién en 1789. Pero la de Túpac Amaru II y la de Farfán de
los Godos -es decir una india y otra criolla- ocurren en 1780; es decir apenas
producido el estallido de libertad en América del Norte. Dos revoluciones en
1780. Una radical, india y otra burguesa. Una obligatoriamente destinada a
borrar de raíz todas las formas de explotación, incluidas la Mita, la
Encomienda, la Servidumbre, los Obrajes, los Repartos y la esclavitud tal cual
entendió y proclamó Túpac Amaru II, eliminando también por lo tanto el dominio
colonial. Así lo entendieron y plantearon Moreno, Castelli, Belgrano, Monteagudo,
Artigas, San Martín, O’ Higgins, Güemes, Sucre y Dorrego, sus continuadores. La
revolución criolla por su parte, sólo se proponía romper los lazos coloniales
con España, y a lo sumo ser independientes o neocolonia asociada de Inglaterra,
como expresarían el Déan Funes, Saavedra, Rivadavia, los directoriales, los
unitarios, los liberales y algunos federales. Está demás decir que esta última
es la línea que triunfó, acción británica de por medio.
La historia americana y universal, está en deuda
con el Inca Túpac Amaru, de la misma manera que está en deuda con las naciones
indias sojuzgadas y asesinadas por la invasión española. Es necesario ubicar en
su justo lugar al Inca, junto a los revolucionarios que en 1774 levantaron el
estandarte de la libertad –para los blancos poseedores- en las colonias
inglesas del Norte de América y los que nueve años más tarde que él, recién en
1789, proclamaron los Derechos del Hombre –blanco y poseedor- y del Ciudadano
Francés –es decir no para las colonias de Francia, ni sus esclavos y pobladores
originarios- en París en 1789. En medio de ambos hechos, sin duda cataclísmicos
para Occidente, emerge la inmensa figura del Padre de nuestra Emancipación,
quien se animó a enfrentar al más sanguinario y atroz poder del mundo de entonces:
el Imperio español, absolutista, esclavista saqueador, e inquisitorial. No sólo
se atrevió, organizando el mayor ejército popular que poblara las tierras de la
América española hasta hoy –baste recordar que San martín invadió el Perú con
4990 hombres-, sino que proclamó además por primera vez, en las revoluciones de
finales del siglo XVIII, la igualdad y la libertad real y efectiva para todos
los hombres que poblaban la América española, suprimiendo toda forma de
esclavitud y servidumbre. Cuestión que, ni Washington, ni Paine, ni Jefferson,
ni Laffayette, ni Danton, ni Napoleón se atrevieron a plantear. Túpac Amaru
debe ser ubicado en su justo sitial, como impulsor primigenio de los Derechos
del Hombre, la igualdad, la libertad y la Independencia de América.
Al general Inca viva,
Al general Inca viva,
jurémosle
por Rey
porque es muy
justo y de ley
que lo
que es suyo reciba.
Todo Indiano se
aperciba
A defender su
derecho
Porque Carlos
con despecho
los aniquila y
despluma,
y viene a ser
todo en suma
robo al revés y
al derecho.
Tanto daño
penetrado
Vengarse a
gusto cumplido
Pues españoles
han sido
Autores del mal
causado
Morirán con el
Soldado
Alcaldes,
Corregidores
Ricos, Pobre y
oidores.
O no he de ser
Túpac Amaro.
(Proclama pegada en Chuquisaca el 22 de marzo de 1782)
(Proclama pegada en Chuquisaca el 22 de marzo de 1782)
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