Se realizaba en el mes de Setiembre, la celebración contemplaba varios ritos, entre ellos la “Pakunka”, quema de haces de paja a modo de esferas que se arrastraban llameantes por la ciudad simbolizando la eliminación de errores y males cometidos. En dicha fiesta se consumía como alimentación única al sancu o harina de maíz blanco, la que se consideraba purificadora y era ofrecida por los sacerdotes a modo de comunión para la purificación espiritual de todos, las portadas de todas las casas era untada también con el sancu.
Celebrada en el período
previo a la época de lluvias, tenía además una función preventiva, evitando
así que se difundan enfermedades diseminables por las aguas de lluvia. La limpieza de la ciudad era general, se
limpiaban los cursos de agua y se descartaban las cosas viejas, toda la
población tomaba también baños y abluciones
para limpiar al cuerpo.
Los ritos culminaban con una danza ritual en la Aucaypata, plaza principal
de la ciudad imperial, de allí partían hacia las cuatro direcciones legiones de guerreros danzando y dando voces
de “fuera males”, luego ellos eran recibidos en su camino reproduciéndose en
todas las comarcas del imperio los ritos realizados en el Cusco.
Contemporáneamente esta celebración proyecta la importancia de la salubridad
y sanación espiritual. Inspirada así la revista científica de la Facultad de Medicina del Cusco
lleva su nombre, es de esperar igualmente que las autoridades y la comunidad
cultural rescaten ésta saludable
tradición de implicaciones hondamente espirituales.
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